Bowlby define la conducta de apego como cualquier tipo de comportamiento que hace que una persona alcance o conserve proximidad con respecto a otro individuo. Por su parte, Fonagy afirma que la relación que nos permite aprender a regular nuestras emociones es la primera vinculación afectiva que tenemos con nuestro cuidador más próximo, ya que este es el que se encarga de responder a nuestras necesidades y reacciones emocionales, en la mayoría de casos la madre se convierte en esa figura de apoyo durante aproximadamente el primer año de vida, su función es asegurar el cuidado, bienestar psicológico y la formación de la personalidad de su hijo, para que el menor pueda explorar, aprender, conocer el mundo y se relacione con otros con la tranquilidad de que esa figura está allí para defenderlo y protegerlo; si esto no ocurre el niño o niña puede evaluar todo su entorno como amenazante y empezar a sentirse inseguro.
El apego seguro se caracteriza por ser incondicional, el niño sabe que su figura de apego no va a fallarle, se siente querido, valorado y aceptado, debido a que están muy atentos a sus necesidades y se preocupan por comunicarse con el recién nacido, además se cubrir sus necesidades físicas y emocionales.
¿Por qué es tan importante el apego seguro?
El apego seguro facilita el desarrollo óptimo de las habilidades sociales de los niños, ya que favorece y mantiene la adquisición de conductas positivas para interactuar con los que lo rodean, creando una sintonía y confianza entre el niño o niña y su figura de apego.
Ese apego que se construye en los primeros años de vida, no solamente afecta cuando los niños y niñas son pequeños, también es de gran utilidad para predecir sus relaciones futuras con sus padres, amigos y pareja cuando están llegando a la etapa de la pubertad y a la adolescencia, ya que en esta etapa empiezan a ganar autonomía emocional y a dejar de buscar aprobación en los padres, para encontrarla en sus pares, Scharf y Mayseless afirman que tal acercamiento a sus iguales los ayudará a ser más independientes, los prepara para las relaciones de pareja y ampliará las figuras de apego seguro, para cuando no esté la figura que usualmente da ese apoyo en situaciones de estrés.
Allen expone que los adolescentes que tuvieron modelos de apego seguro, tienen relaciones afectivas e interacciones sociales próximas y sanas, debido a que saben cómo manejar situaciones estresantes y tienen buenas herramientas para regular sus emociones.
En cuanto al establecimiento de relaciones románticas, Simpson sostiene que las personas que han establecido relaciones sanas, respetuosas y seguras con su familia y amigos, muestran mayor compromiso, ofrecen más apoyo emocional, aceptan más el contacto físico y tienen menos problemas de pareja.
En términos generales o a modo de resumen, podríamos decir que los niños y adolescentes que han crecido en entornos y con apegos seguros tienen mejores herramientas para enfrentarse a las dificultades que se presenten durante su vida, debido a que cuentan con un contexto familiar, recursos y competencias necesarios para superarlos.
Todo lo contrario ocurre cuando se ha establecido un tipo de apego inseguro, evasivo o desorganizado, ya que en la edad adulta estas personas tienden a tener dependencia emocional, buscan aprobación en los demás, tienen baja autoestima, impulsividad, ansiedad, dificultad para expresar sus emociones, suelen ser poco empáticos y tienen problemas para establecer relaciones sociales largas y duraderas, porque no las consideran importantes.
Fuente:
Bowlby, J. (1979). The making and breaking of affection bonds. London: Tavistock.
Fonagy, P. (2004). Teoría del apego y psicoanálisis. Barcelona: Espaxs.
Scharf, M. & Mayseless, O. (2007). Putting eggs in more than one basket: A new look at developmental processes of attachment in adolescence.
Simpson, J. A. (1999). Attachment theory in modern evolutionary perspective.